martes, 1 de mayo de 2007

UN DESLIZ EN LA ETERNA PRIMAVERA

UN DESLIZ EN LA ETERNA PRIMAVERA

Recuerdo muy bien, estaba en noveno grado y me encontraba con mi mejor amiga Estefanía en Medellín en un congreso de juventudes que se realizaba anualmente.
Durante esos días nos estábamos hospedando en el hotel Intercontinental junto a muchos colegios del país por lo que teníamos la oportunidad de conocer gente e intercambiar culturas.
Al pasar los días no ocurrió nada interesante, lo normal, una rutina pesada y poco emocionante, levantadas temprano, salidas a distintas charlas, almuerzos en diferentes lugares de Medellín y de regreso al hotel, pero la última noche del congreso decidimos salir con mi mejor amiga, pues estábamos aburridas y por obvias razones ya conocíamos y podíamos defendernos en la ciudad.
Una vez nos encontramos fuera del hotel,corrimos para que nadie se diera cuenta, llegamos a la estación del metro y tomamos uno que nos dejó en el "popular" Parque de las Aguas.
Al llegar al parque nos sentamos a descansar y a disfrutar de un delicioso "cucurucho" mejor conocido como un helado, pero lo mejor vino después.
Eran cerca de las diez de la noche y aún no queriamos regresar por lo que decidimos coger un taxi que nos llevó hasta la concurrida avenida de las palmas, conocida como una de las zonas más "rumberas" de Medellín. Allí nos encontramos con nuestros amigos pero como éramos menores de edad, la entrada a los bares y discotecas era complicada, así que optamos por una solución un tanto arriesgada: coquetearle a los hombres encargados de la seguridad y para sorpresa de nosotras funcionó, logramos entrar a uno de los mejores sitios de Medellín llamado "Mangus" donde bailamos, conocimos gente y pasamos un rato muy agradable. Pero más sorpresa nos llevamos cuando vimos en aquel lugar a la organizadora de congreso con una amiga tomándose unos tragos, y aunque tratamos de pasar inadvertidas fué imposible.
Consuelo, la organizadora se acercó a nosotras y no pudimos safarnos de las preguntas, regaños y comentarios.
Una vez se confirmó en el hotel que no estábamos allí, se generó un problema, pues aparte de violar las reglas y la vigilancia nos encontraron en un sitio público y sin ninguna compañía adulta que tuviera que ver con el evento.
Al día siguiente ya para abandonar el hotel le avisaron a nuestros apdres lo ocurrido y como si no les bastara también le avisaron a las autoridades del colegio por lo que nos ganamos un regaño más. Aquella situación me pareció un poco graciosa ya que le habían dado mucha trascendencia y al fin y al cabo no nos volvieron a invitar a consecuencia de lo que hicimos, pero eso si... me gozé el congreso aunque fuera el último día!

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